Para empezar decidimos la disposición de las piedras. Nosotros hemos elegido colocar la amatista de talla rectangular en la posición superior, el topacio de talla oval en el medio y la esmeralda en la parte inferior.
Comenzamos preparando las cajas de las piedras. En esta ocasión serán cajas gallonadas que sujetaran las piedras por todo su bisel. Para ello medimos el perímetro de cada piedra y cortamos el metal a medida, teniendo en cuenta las esquinas.
Después de limar la pieza, la ajustamos a la medida de la piedra.
Y vemos que encaja bien.
Repetimos los mismos pasos con las demás piedras.
Una vez preparadas todas las cajas y comprobado que se pueden engastar las piedras, terminamos de dar forma a las cajas y hacemos los detalles.
A continuación soldamos las anillas que servirán para que tengan movimiento y no sea un pendiente rígido.
Detalle de la unión a soldar.
Lo pulimos y empezamos a engastar.
Como se ve a continuación, las piedras no son exactamente iguales; detalle que hemos tenido en cuenta a la hora de soldar las anillas entrepiezas que nos darán más o menos largura. La idea es que al final se queden los pendientes igual de largos.
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